Recordar que estamos en una hora excepcional, el nacimiento de un nuevo mundo

“El tiempo que llevará esto es difícil de predecir. Dependerá mucho de la buena voluntad y receptividad de un cierto número, porque el individuo siempre avanza más rápido que la colectividad y porque, por su propia naturaleza, el Ser humano está destinado a manifestar la Supraconsciencia antes que el resto de la creación.

En la base de esta colaboración está necesariamente la voluntad de cambiar, de dejar de ser lo que somos, de que las cosas ya no sean lo que son. Hay muchas formas de llegar allí, y todas son buenas cuando funcionan! Uno puede estar profundamente harto de lo que ahi hay y desear ardientemente salir de allí para acceder a otra cosa ; Podemos, y esta es una forma más positiva, podemos sentir dentro de nosotros mismos el contacto, el acercamiento de algo positivamente hermoso y verdadero, y dejar que todo lo demás caiga voluntariamente para que nada entorpezca el caminar hacia esta nueva belleza y esta nueva verdad.

Lo esencial, en todos los casos, es el deseo ardiente de progreso, la renuncia voluntaria y gozosa a todo lo que obstaculiza el progreso: rechazar lejos de uno mismo lo que impide avanzar, y marcharse, hacia lo desconocido con la fe ardiente de que es la verdad del mañana, ineludible, que necesariamente ocurrirá, que nada, nadie, ninguna mala voluntad, ni siquiera las inclemencias de la Naturaleza, puede impedir que la realidad se haga – quizás en un futuro no tan lejano -, una realidad que se está desarrollando en este momento y que quienes saben cambiar, quienes saben no dejarse agobiar por los viejos hábitos, seguramente tendrán la felicidad, no solo de percibir, sino de realizar.

Nos dormimos, olvidamos, nos dejamos vivir – olvidamos, olvidamos todo el tiempo … Pero si pudiéramos recordar … que estamos en una hora excepcional, en un momento único; que tenemos esta inmensa felicidad, este invaluable privilegio de presenciar el nacimiento de un nuevo mundo, fácilmente podríamos deshacernos de todo lo que obstaculiza e impide el avanzar.

Entonces, lo más importante parece ser el recordar este hecho; incluso cuando uno no tiene la experiencia tangible de ello, tener la certeza y la fe de ello; recuerda siempre, recuérdalo constantemente, duerme con esta idea, despierta con esta percepción; hagamos lo que hagamos, hagámoslo teniendo en telon de fondo, como apoyo constante, esta gran Verdad de que estamos presenciando el nacimiento de un nuevo mundo.

Podemos participar en él, podemos convertirnos en este nuevo mundo . Y realmente, cuando tienes una oportunidad tan maravillosa, tienes que estar dispuesto a renunciar a todo por ella. «

La Madre (*), Entrevista del 24 julio 1957

(*) Mirra Alfassa (París, 21 de febrero de 1878-Pondicherry, 17 de noviembre de 1973), conocida como la Madre, fue la compañera espiritual de Sri Aurobindo

La Madre pertenece más bien a una cultura oral y en consecuencia la mayor parte de su obra consiste en recopilaciones de conversaciones mantenidas con sus discípulos a lo largo de la vida cotidiana en el áshram. Escapan a este esquema dos obras: El conocimiento supremo y Plegarias y meditaciones, diario escrito por La Madre entre noviembre de 1912 y octubre de 1937.

Las actividades que se desarrollan en el áshram bajo su iniciativa son diversas: imparte clases de francés a los niños, al mismo tiempo que les explica los fundamentos del yoga integral, dando lugar a una recopilación titulada Conversaciones. Así mismo La Madre acostumbraba a dar flores a los discípulos, otorgando a cada una de ellas un significado espiritual que posteriormente ha dado lugar a la recopilación titulada Las flores y sus mensajes. Destaca entre estas recopilaciones o transcripciones La agenda, conjunto de trece tomos que recogen las conversaciones mantenidas con su discípulo Satprem.
Entre los proyectos llevados a cabo por La Madre, cabe destacar la ciudad-laboratorio de Auroville, fundada en 1968, cuya experiencia se sigue desarrollando en la actualidad.3

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